lunes, 19 de julio de 2010

Cuento Derecho

La clase era un desorden. Todos gritaban y hablaban al mismo tiempo. Todos buscaban el objeto que más les gustaba o más identificaba para contestar la pregunta de “la Seño”. Tenían apenas 7 años y se les estaba preguntando por el futuro.
Cuando la maestra logró terminar con el bullicio preguntó: -“¿Qué quieren ser cuando sean grandes?” El silencio se hizo más profundo. Nadie se animaba a ser el primero. Algunos chicos pensaron si el objeto elegido era el correcto. Ante la mirada brillante y silenciosa de los alumnos; la maestra dijo: - a ver… Ignacio, ¿Vos qué queres ser cuando seas grande?
Ignacio, con un pesado casco rojo en la cabeza que le quedaba ostentosamente grande, se paró y dijo: - Seño, yo voy a ser Bombero. Por que quiero ayudar a la gente que esté en peligro y salvar las casas del fuego.
- Y vos, Sarkany, ¿Qué elegiste?
- La niña vivaz y segura y mostró la balancita que tenía en la mano -la maestra, orgullosa, creyó que iba a decir que quería se mamá o cocinera de la tele- y dijo, para sorpresa de todos: Yo quiero ser ABOGADA. Por que me gustaría que haya justicia y ayudar a la gente que no puede tener justicia. Me gustaría que “los malos” sean castigados y “los buenos” recompensados. Eso es justicia… Encontré esta balancita que puede servir para que haya un equilibrio e igualdad.
La maestra quedó estupefacta ante la respuesta. Siguió preguntándole al resto de los niños, pero no dejaba de pensar en la reflexión que, sobre la justicia, había hecho la pequeña niña.

Ellos lo ignoraban, pero la misma pregunta y esa particular respuesta sobre el SER ABOGADO se repetía a lo largo y a lo ancho del país: sucedió en Pergamino, en Chivilcoy, en Tandil, en Salta, en la Zona Sur de conurbano. Hasta en Viedma!!!

Pasaron los años; eso niños dejaron la niñez y su mirada romántica sobre las cosas. Entraron en la compleja y multifacética adolescencia. Muchos de ellos habían olvidado aquella respuesta sobre la abogacía. Y, acercándose a Quinto Año, sus sueños eran otros.
Una chispeante mujer llamada Pin, al ver su “delantera”, dijo que ella iba a ser modelo. Lo mismo pensó Laly al verse alta y de platinada cabellera. Una tímida y rubia chica estaba indecisa. La rompe, eligió Relaciones Laborales como carrera. Después, se arrepentiría y seguiría los pasos truncos de su papá como abogado. Desde Salta “la Linda”, un inteligentísimo y alto varón, acumulaba 10 en matemáticas y decía que él iba a ser Ingeniero. Quizás a Agustina se le ocurrió ser médica con el sueño de terminar con la desnutrición infantil… Andrea, tenía mucho conflicto con sus rulos, tenía que solucionar eso y, después, ver qué elegía. ¿y si se hacía peluquera? Así podría aprender a domar esos rulos revolucionarios…

Algunos de esos chicos, realmente tomaron otros caminos: Vero quería enseñar –quizás nunca pudo olvidar a esa “Seño” que le había preguntado por su vocación a los 7 añitos- y estudió magisterio y se transformó en maestra. Sarkany, se enamoro de la publicidad y se convirtió en publicista. Quizás, ambas, desde ese trabajo elegido abogaban por lo que creían justo. Sin embargo, algo, en su interior, les hacía recordar aquella primera elección que le habían confesado a la maestra: ¿Y si estudiaban abogacía igual?

Otra vez lo ignoraban, pero aquellos niñitos, ahora ya “grandes”, se juntarían sin conocerse, en la larguísima fila de la inscripción al C.B.C. Pasaron los días, las semanas, los meses, los años, los parciales, los finales, los dolores de panza, los nervios, los recuperatorios, las noches sin dormir porque “no llego”. Pasaron las clases que los contagiaban de ganas e ilusiones, las clases embole y más largas de lo que marcaba el reloj. Pasaron profes copados y de los otros, pasaron hojas y hojas; libros y libros; fotocopias y más fotocopias; resúmenes y apuntes. Se gastaron cientos de biromes azules y de resaltadotes de todos los colores. Se fueron superando las etapas de inscripción a las materias, que eran más difíciles que ganar al TEG.
Y, todo esto, acompañado de mate y bizcochitos; mates y galletitas dulces, mates y otra vez algo salado; y mate y más mate. Y, por supuesto, café a baldes para mantenerse despierto. O Cafia Plus con Coca-Cola.

Todas estas vivencias las compartían; los hermanaba, pero sin conocerse. Hasta que, finalmente, todos se reunieron en el Patrocinio de Del Sacramento y, acompañados por Vicky Dipi, comenzaron a dar sus primeros pasos como abogados. Trabajando en equipo trataron de aprender ayudando a quienes necesitaban que los “defiendan”. Este grupo que hoy se egresa y, nuevamente, inicia una etapa diferente logró que salga el divorcio de Sr M (el más largo de la historia), contiene a la Sr S cuando se le escapa el Sr R; intenta que padres se desliguen de hijos que no son suyos y, otros, recuperen hijos que sí lo son, aunque tengan otro apellido; abogan para que dos ancianos no se queden si su casa… Y, entre tanto expediente, festejan cumpleaños, se ríen, se pelean y, lo más valioso, se hacen amigos!!!

Abogadas y Abogados: FELICITACIONES!!! LLEGÓ LA HORA DE FESTEJAR LA META ALCANZADA…
Y no bajen los brazos. Luchen por lo que creen justo y nunca olviden la respuesta de cuando eran niños…

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