viernes, 21 de mayo de 2010

Reflexiones sobre un frio Sábado en Villegas


El miedo, el hermetismo y la vergüenza eran las sensaciones reinantes en Villegas. El miedo, porque la gente no quería hablar del tema; algunos, ni siquiera, off de record. Muchas de las personas coincidían en decir que "no querían meterse en problemas". Esa actitud, reticente ante el micrófono y la cámara fue una de las cosas que más me llamó la atención cuando comencé mi labor de entrevistar a los habitantes de Villegas. Costaba, incluso, que nos explicaran el por qué del "No", fuera de micrófino. No podía creer esa sensación de miedo que construía tanto hermetismo en plena democracia! Ese silencio se transformaba en cómplice de algo atroz: esa situación de abuso de una menor no es sorpresiva ni alarmante en Villegas. Si lo es la presencia de los medios nacionales y que se "hable de Villegas por este tema". La vergüenza o la indiganción de muchas de las personas con las que hablé versaba en torno de que todo el país hablaba de Villegas a causa de este tema y que se decía que ellos eran "el pueblo del revés" por defender -mediante una marcha- a los abusadores. Sobre esos dos ejes giraba la preocupación y la molestía de gran parte de la gente con la que hablé: no querían que se "hable mal de Villegas"... Esa fue mi segunda sensación de alarma. Primero un miedo a hablar, a opinar que se transformaba en cómplice de prácticas naturalizadas en Villegas y, segundo, que la vergüenza hiciera eje en el "escándalo del video porno" y no en la situcaión de abuso, de lentitud (dudosa) de la justicia, en la vulnerabilidad de los/as menores.

Villegas es una olla a presión a punto de estallar. Este caso, que trascendió porque el video se hizo público, es apenas la punta del iceberg que muestra a una sociedad donde los pensamientos más arcaicos, machistas y patriarcales están profundamente arraigado y, sobre todo, en las mujeres. La gran mayoría del pueblo de Villegas condena a "Laura" (nombre ficcticio que se le adjudicó a la víctima Lucila Lescano) y, basándose en su pasado o en su vida sexual, se minimiza o relativiza la exitencia de un delito (o varios). Lo que hacía -o no- la víctima de su vida, exagerado o no, está en boca de todos y eso aprece explicar y hasta justificar lo ocurrido. La vida sexual de la víctima que apenas tiene 15 años se transformado practicamente en un mito en Villegas. No hay quien no sepa algo, quien no haya visto algunos de los 3o y pico de videos que se le adjudican, no hay quien no pueda eregirse en juez de su compartamiento real o no. Se habla de que siempre quiso ser acrtríz porno (¿Puede una chica de 14 años decidir realmente lo que quiere para si? ¿Si es cierto que quiere ser una porno star a qué edad empesó a tomar contacto con la pornografía, que la naturalizó? ¿Qué influencia tienen los medios que imponen un parámetro de mujer exitosa a aquella que se muestra casi desnuda, hace pública su sexualidad y se muestra su vida como llena de felicidad, lujos, etc?). Se dice que a los 12 años se escapó con un camionero, que estuvo en una "fiesta" con 7 jugadores de fútbol del club Eclipce, que le gustaba -si, que le gustaba- estar con más de hombre siempre, que estaba enfema y sufría de "fiebre uterina" (una expliación biologicista a lo que, en última instancia, la cultura patriarcal de Villegas no podría soportar: que una mujer viva su sexualidad tan libremente como un hombre de su misma edad). Luego, llegaron los rótulos trsites y arcaicos e indignantes, cuando se los escuchaba dichos por una mujer, que era una "vaguita", una puta, una putona, una atorranta... Así no sólo se obturaba la posibilidad de que haya sido abusada; sino que se la trasnformaba en la victimaría de tres "buenos pibes, laburadores" que no habían hecho nada que en Villegas no se hiciera normalmente. Hasta se dijo que los padres de la víctima no sólo estaban al tanto de todo; sino que ellos la alentaban en su "actividad", y que de ahí sacaban el dinero que tenían, por ejemplo para comprarse un auto nuevo o viajar. No había que ser muy astuto para entender que se estaba hablando de prostitución de una menor. Pero, nuevamnete, para explicar que la chica hacía "eso" del video todo el tiempo. Lejos, muy lejos de tomar conciencia de lo que está pasando en esa ciudad.

La sensación que iba creciendo en mi es que este caso es más bien una anécdota, en el sentido en que es una práctica común y, lo que es peor, naturalizada que adulto mayores mantengan relaciones sexuales con menores. Muchas personas solían justificar esto diciendo que "las pendejas son tremendas y que se regalan y que son ellas las que buscan a los hombres". ¿Pero esas personas, adultos mayores, con dicernimiento, padres de familia en algunos casos no pueden decir "no"? ¿Tanto se ha relativizado todo que no hay línea que separe lo éticamente correcto de lo éticamente reprochable? ¿Puede serguir conciderandose "buenos pibes" a 3 personas mayores que tienen sexo al mismo tiempo con una nena de 14 años? ¿Es materia juzgable lo que hacía la chica de su vida o en su pasado? ¿No somos lo adultos que los que poseemos mayor capacidad de autocontrol y de dicernimiento? Que las cosas susedan una y otras vez ¿Las transforma en correctas o admisibles por repetición?

Y decía que este "escándalo" es una anécdota en términos de lo que Villegas entiende como normal y, por sobre todo, es escándalo porque atenta contra dos pilares funadntes de esa cultura patriarcal y machista desde la cual se mira el caso: la doble moral de los habitantes (sin importar sexo, edad ni clase social) y el poder político y de las familias más acaudaladas. Con más capital social, cultural y económico como para no verse pública y mediáticamente involucrada en estos abusos tan frecuentes. Aunque en Villegas, eso es un secreto a voces... Un pequeño feudo en el medio de la Pcia de Bs as, a 500 Km de Capital Federal. Donde ciertas familias pueden controlar que es lo que se puede saber y lo que no (raíz del miedo a hablar u opinar), donde el indendete tapó la violación a dos chicas que, su propio hijo y unos amigos cometieron hace unos años y que quedó impune.

Este caso de abuso que trascendió por un video es el síntoma de una sociedad imposible (diría Zizek). Es el síntoma de una sociedad enferma, que ha perdido la perspectiva y no puede mirarse criticamente a si misma. Es el síntoma de una sociedad que h tergiverzado los valores y puede perder de vista que estamos hablando de 3 adultos mayores y, por ende, responsables teniendo sexo simultánamente con una menor de apenas 14 años y que filmaron el encuentro y lo hicieron público en la web. Podríamos hablar de un pluri-ultraje. Pero "los hombres son hombres" -como dijo una de las entrevistadas- y ella los buscaba, como coincide la mayoría; y, además le gustaba, "si se la ve en el video con una cara de felicidad tremenda", como muchos afirmaban. Y más allá de que para la ley es delito y eso no es dicutible. Y son varios los delitos que concurren en este caso. Hay otra cosa: la capacidad o no de poder apartarse del morbo del caso, del "chusmerío de pueblo" y pensarnos como sociedad capaz de soportar, aceptar y naturalizar éstas prácticas.

Como mujer me resultó triste escuchar que quienes más se ensañaban contra la víctima y la transformaban en una victimaria fatal, eran mujeres. Muchas de ellas eran adolescentes, jóvenes; que de alguna manera justificaban lo ocurrido, no lo veían como algo grave, minimizaban la resposabilidad de los 3 imputados -en parte por la conducta de ella, en parte porque la mayoría de los hombres de Villegas habñia hecho algo similar con ella, sobre todo los poderosos y ricos- y éstos "tres pobres chicos" estaba pagando el costo de un abuso de toda la sociedad de Villegas: de ciertos hombres abusadores y de mujeres que con si discurso lo abalan.

La doble moral reinante, un dicurso machista y patriarcal como parámetro para medir las cosas, el miedo al poder que también está involucrado se conjugan para transformar a una niña de 14 años en victimaria, culpable, responsable de lo que le ocurrió. Con vehemencia y dureza se puede juzgar a una adolescente de cual sabemos muy poco -variables como su condición social, episodios importantes que pueden haber marcado su vida, su estado de vulnerabilidad por múltiples factores; quedan de lado-

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